Preocupante: Gusanos marinos ahora comen plástico

Los investigadores descubrieron que los gusanos Marphysa sanguinea están comiendo, digiriendo y excretando microplásticos de espuma de poliestireno. Foto por Nature Photographers Ltd / Alamy Foto del editor

En tierra, las lombrices se alimentan de hojas muertas y hongos y excretan pequeños trozos de materia orgánica que enriquecen el suelo. En el mar, resulta que algunos gusanos marinos mastican plástico flotante y expulsan microplásticos, un descubrimiento preocupante descubierto en una nueva investigación realizada por científicos en Corea del Sur .

Preocupados por los efectos de la contaminación plástica en los ecosistemas marinos, científicos del Instituto Coreano de Ciencia y Tecnología Oceánicas recogieron ocho boyas descartadas que estaban a la deriva frente a la costa coreana. Las boyas de plástico estaban hechas de poliestireno expandido, mejor conocido como espuma de poliestireno, y los investigadores querían ver si algo estaba vivo en ellas.

Dirigido por el químico ambiental Sang Hee Hong, el equipo encontró todo tipo de organismos en la superficie de las boyas, desde algas marinas y ascidias hasta cangrejos. Pero cuando desmontaron las boyas, se sorprendieron al encontrar dentro gusanos marinos. Enterrados en lo profundo de las boyas, los poliquetos estaban comiendo plástico.

Tamara Galloway, una ecotoxicóloga de la Universidad de Exeter en el Reino Unido que estudió poliquetos pero que no participó en la nueva investigación, dice que el hallazgo es una mala noticia para los gusanos y para el ecosistema marino en general.

"Nuestra propia investigación ha demostrado que los sedimentos contaminados con partículas de plástico tardan más en atravesar el intestino de los gusanos poliquetos que los alimentos normales, lo que lleva a una reducción en el crecimiento".

Ella agrega que, dado que los gusanos marinos son una importante fuente de alimento para muchos peces y aves zancudas, esto podría tener consecuencias en toda la cadena alimentaria.

Estos poliquetos, que generalmente viven en sedimentos fangosos en aguas poco profundas, usaban sus dientes fuertes para aplastar y excavar en las boyas de plástico. Las partículas blancas de espuma de poliestireno se dispersaron a través de sus madrigueras y fueron claramente visibles en sus tractos digestivos a través de sus cuerpos transparentes.

En el laboratorio, Hee Hong y los otros científicos colocaron 10 de los gusanos en vasos de precipitados llenos de agua de mar y recogieron sus heces. Durante los siguientes tres días, los poliquetos pasaron un total de 1,306 piezas de espuma de poliestireno, que varían en tamaño de 0,2 a 3,8 milímetros. Un gusano particularmente prodigioso recogió 482 piezas de microplástico.

Para tener una mejor idea de cuán efectivos son estos gusanos para transformar el plástico en microplástico, los científicos colocaron a un adulto y un menor en recipientes separados con bloques de espuma de poliestireno. En unos pocos días, los gusanos comenzaron a esconderse. Durante la semana siguiente, el adulto acumuló 11.200 partículas microplásticas, mientras que el juvenil produjo 2.740, un promedio de 1.600 y 390 partículas por día, respectivamente.

Extrapolando de estos resultados, un solo gusano marino puede crear cientos de miles de partículas microplásticas anualmente. Una boya única que contiene de siete a ocho poliquetos, el número promedio de gusanos que los investigadores encontraron por boya, produciría alrededor de un millón de partículas cada año.

El biólogo marino Richard Thompson, experto en contaminación plástica de la Universidad de Plymouth en el Reino Unido, señala que si bien esta investigación describe otro efecto más de la contaminación plástica, no dice nada acerca de una posible solución. Él dice que la sociedad necesita "detener el flujo de plástico al medio ambiente y trabajar hacia una economía más circular que considere el final de la vida en la etapa de diseño". La única forma de evitar que los gusanos marinos coman y expulsen microplásticos es dejar de poner plástico en el océano para que coman.

Fuente: Hakai Magazine